Pero la realidad, ¿de qué está hecha? De circunstancias, a través de las cuales se nos despierta, y que son el modo concreto para que no decaigamos, para que no sucumbamos a la nada, y nos sintamos preferidos.







domingo, 24 de mayo de 2015

SED



Todos los hombres tenemos sed, seamos o no conscientes de ella.

Tenemos sed de justicia. 
Tenemos sed de libertad.
Tenemos sed de cosas bien hechas.
Tenemos sed de cosas que nos mantengan despiertos.
Tenemos sed de cosas bellas.
Tenemos sed de compañía.
Tenemos sed de sorpresas.
Tenemos sed de poder confiar, al desnudo.
Tenemos sed de verdad, de claridad.
Tenemos sed de alegría en la vida.
Tenemos sed de 'para siempre', de eternidad.
Tenemos sed de levantarnos; de segundas, terceras, e infinitas oportunidades.
Tenemos sed de horizontes verticales.
Tenemos sed de voz en el ruido.
Tenemos sed de escucha atenta.
Tenemos sed de abrazos empáticos.
Tenemos sed de miradas cómplices.
Tenemos sed de participación, de protagonismo, de predilección.
Tenemos sed de sentido.
Tenemos sed de estar sostenidos en nuestro vértigo.
Tenemos sed de amor, sed de ser bien queridos, sed de querer bien.

La sed, es esa relación, cómplice, e innata, entre el hombre y algo o alguien capaz de corresponder verdaderamente esta sed.

Tenemos sed de Dios.

lunes, 18 de mayo de 2015

HUIR. VOLVER



A veces creemos necesitar correr. Huir. 
Pero somos humanos. Somos, inevitablemente, carne y afecto. 
Y nos volvemos, por necesidad, ingenieros de distancias artificiales. 
Salvamos la irrefrenable corriente de nuestra humanidad desde la altura. Porque nos hace sentir seguros, porque nos ayuda a evitar.
El problema es que las copas de los árboles cada vez están más altas. 
Porque el silencio crece alto, las murmuraciones ramifican, y las miradas esquivas brotan, perennes.
Y sucede que, a veces, ya no podemos bajar, ya no podemos volver. 
Porque nuestras distancias artificiales se nos han ido de las manos. Y han crecido demasiado. Y nosotros nos hemos vuelto demasiado inhumanos.
Quizá podamos saltar. Y quizá nos hagamos daño. O quizá se rompa nuestro forjado de inhumanidad. 
Y volvamos a ser libres, y humanos. Hasta que volvamos a trepar.

Compartir