Todos los hombres tenemos sed, seamos o no conscientes de ella.
Tenemos sed de justicia.
Tenemos sed de libertad.
Tenemos sed de cosas bien hechas.
Tenemos sed de cosas que nos mantengan despiertos.
Tenemos sed de cosas bellas.
Tenemos sed de compañía.
Tenemos sed de sorpresas.
Tenemos sed de poder confiar, al desnudo.
Tenemos sed de verdad, de claridad.
Tenemos sed de alegría en la vida.
Tenemos sed de 'para siempre', de eternidad.
Tenemos sed de levantarnos; de segundas, terceras, e infinitas oportunidades.
Tenemos sed de horizontes verticales.
Tenemos sed de voz en el ruido.
Tenemos sed de escucha atenta.
Tenemos sed de abrazos empáticos.
Tenemos sed de miradas cómplices.
Tenemos sed de participación, de protagonismo, de predilección.
Tenemos sed de sentido.
Tenemos sed de estar sostenidos en nuestro vértigo.
Tenemos sed de amor, sed de ser bien queridos, sed de querer bien.
Tenemos sed de cosas bien hechas.
Tenemos sed de cosas que nos mantengan despiertos.
Tenemos sed de cosas bellas.
Tenemos sed de compañía.
Tenemos sed de sorpresas.
Tenemos sed de poder confiar, al desnudo.
Tenemos sed de verdad, de claridad.
Tenemos sed de alegría en la vida.
Tenemos sed de 'para siempre', de eternidad.
Tenemos sed de levantarnos; de segundas, terceras, e infinitas oportunidades.
Tenemos sed de horizontes verticales.
Tenemos sed de voz en el ruido.
Tenemos sed de escucha atenta.
Tenemos sed de abrazos empáticos.
Tenemos sed de miradas cómplices.
Tenemos sed de participación, de protagonismo, de predilección.
Tenemos sed de sentido.
Tenemos sed de estar sostenidos en nuestro vértigo.
Tenemos sed de amor, sed de ser bien queridos, sed de querer bien.
La sed, es esa relación, cómplice, e innata, entre el hombre y algo o alguien capaz de corresponder verdaderamente esta sed.
Tenemos sed de Dios.