Pero la realidad, ¿de qué está hecha? De circunstancias, a través de las cuales se nos despierta, y que son el modo concreto para que no decaigamos, para que no sucumbamos a la nada, y nos sintamos preferidos.







domingo, 14 de agosto de 2016

DE ASCUAS Y CENIZAS

Somos resacas de fuegos
De ascuas y cenizas quizá siamesas
De cenizas y ascuas quizá bastardas

De ascuas y cenizas que notan las palmas de ciegos
De cenizas y ascuas que alfombra los pasos inciertos

Son de cenizas las noches de insomnio
Esconde ascuas la nostalgia en la almohada

Huelen a cenizas las vueltas en el colchón
Es ascua el Sol que salta la persiana

Hay cenizas sentadas en los ojos cerrados
Guiñan las ascuas cuando encayan dos miradas

Están aradas las cenizas de nihilismo
Son las ascuas barbecho de esperanza

Se escribe en cenizas tu monólogo hacia dentro
Vibran las ascuas cuando te vences y gritas

Corren las cenizas como el tiempo
Permanecen las ascuas como lo eterno

Dos por uno en cenizas con el 'tú' y el 'yo'
Da vida a las ascuas el 'nosotros'

La vida sopla y las cenizas levantan niebla
Iluminan las ascuas hasta si se avecina tormenta

Se ocultan los juicios bajo las cenizas
Alumbran nuevas oportunidades las ascuas

Escribe en cenizas el moralista
Se arriesga a las ascuas el inquieto

Forman las cenizas murallas prisioneras
Se exponen las ascuas al impacto

Son las cenizas miedo a la gravedad
Tienen las ascuas sed de aire

Se abriga de cenizas la soledad
Trae ascuas nuevas la mano que se tiende

Sabe a cenizas la costumbre
Pica la buena curiosidad de las ascuas

Han olvidado las cenizas cómo volver
No saben las ascuas desaparecer de la brasa

Hay cenizas en los respaldos de los sofás
Los que salen encuentran ascuas en sus pies

Los buenos ánimos dejan cenizas en la pantalla
Encienden ascuas los abrazos piel con piel

Sobra ceniza en el polvo hecho muerte
Queda ascua en la muerte hecha polvo

Acallan las cenizas las cosas como estén
Ponen las ascuas hasta el agua en movimiento

Hay ceniza sobre los pomos cerrados
Alumbran las ascuas las sirenas de urgencia

Conservan las cenizas aisladas el frío
Se atraen las ascuas y calientan

Acunan las cenizas inviernos
Sueñan con incendios las ascuas

De montones de imposibles se acumulan las cenizas
De un grito están prendidas las ascuas: "¡Ojalá estuviera ardiendo ya!".

sábado, 26 de marzo de 2016

AGUARDA UN POCO MÁS


«José de Arimatea, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en sepulcro nuevo que había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María la Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro.» (Mt 27, 59-61)
La nostalgia debió encoger a las mujeres y los discípulos cuando la losa dejó de rodar. No podían olvidar la experiencia de haber seido mirados como Aquel hombre lo había hecho, de ser queridos con todo lo que eran y a pesar de lo que eran. Y es que ¿acaso puedes tú apagar en tu vida esa deseo de alegría en el sufrimiento, de un moralismo que no encajone, de una mirada más cargada de atención que de juicio, de una compañía que excuse más que condene, de un corazón más humano que cuadriculado, de una presencia que no te cuestione sino que camine a tu lado?
El mundo nos invita a resignarnos ante la losa, a conformarnos con una palmadita en la espalda, “ya se te pasará”, “no le des más importancia”, “es así porque sí”, “eso no es cosa tuya”, creyendo que podemos engañar a nuestro corazón. Sin embargo, éste no deja de revelarse, de embestir contra lo que no lo llena de verdad: “nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en ti”.
Sí, tu corazón está bien hecho cuando sigue exigiendo, no te escandalices más de lo que tu corazón desea. No te escandalices más por añorar, detrás de todas las pretensiones en tu vida, en el fondo, a tu Señor. No te vayas del sepulcro avergonzado, impotente. 
Aguarda un poco más delante de esa losa que te sepulta, que no entiendes, que parece que no es para ti, que parece definitiva. Aguarda, fiel a la nostalgia de Una mirada que te haga sentir amado, predilecto, justo ahí, bajo el peso de la incomprensión de esa losa. Aguarda, porque nada tiene la última palabra en tu vida. Aguarda, porque el alba ya empieza a clarear, y hoy pueden hacerse nuevas todas las cosas.

viernes, 25 de marzo de 2016

EL AMOR NOS TOMA LA DELANTERA



Una mirada a la cruz siempre es una mirada a nuestra vida. 

A lo que nos sucede y no comprendemos, a la tristeza que nos agarra el pecho cuando volvemos a la cama, a la enfermedad que aparece sin avisar, a los muros de silencio que separan ese abrazo con esa persona, al sinsentido de lo que haces cada día para seguir adelante, a la nostalgia de algo más en la vida.

Pero no estamos huérfanos en la vida. Antes de que muriésemos en nuestras cruces, Otro tomó la iniciativa de abrazarla, hasta el extremo, por nosotros. 

Por esto hoy podemos abrazar nuestras cruces, con esperanza. Porque Dios la ha abrazado antes. Porque Dios es amor. Y el amor nos "primerea" siempre, no actúa por gratitud, ni por interés, ni por confianza ganada, incluso ni siquiera por méritos. 

El amor es amor porque nos toma, siempre, la delantera.


lunes, 22 de febrero de 2016

AMIGO MARCOS



Hoy quiero presentaros a un amigo, quiero que conozcáis a Marcos. 

Hoy hace justo un año que lo conocí. 

Hoy hace justo un año que empezamos esta amistad, y cada día crece más. 

Hoy también hace un año que Marcos falleció. 

Quizá nunca abracé físicamente a Marcos o eché unas cervezas con él, pero cada día me provoca a estar más atento a todo lo que vivo, con la tensión constante de Quién me llama a través de todas mis circunstancias, Quién sostiene mi vida, por Quién me entrego cuando me entrego, o a Quién amo cuando amo. 

Gracias a la compañía de Marcos se cómo abrazar mejor mi vida, y no solo lo se, sino que puedo hacerlo.

Gracias amigo.

"El camino se separa y esto nos desgarra. Pero en el camino de la vida vamos juntos".

http://www.marcospou.com

miércoles, 17 de febrero de 2016

REIVINDICAR VIVIENDO



A veces gastamos la vida reivindicando en lugar de gastarnos viviendo. 

Sí, es justo denunciar una falta de respeto, y además necesario, porque lo contrario sería falta de amor con el que lo hace, dejándole entender que está bien lo que hace, aprobarlo con nuestro silencio, no ayudarle a crecer.

Pero no dejemos que la resignación nos paralice, que nos impida caminar, seguir viviendo. No permanezcamos con la mirada distraída en nuestro orgullo herido, y dando la espalda a la realidad que ahora tenemos delante, las circunstancias que nos reclaman.

Vayamos más allá. No nos conformemos con disparar, comencemos a tender puentes. No habrá mayor testimonio, mayor reivindicación, mayor contrarespuesta a una falta de libertad, de educación o de respeto, que la de una vida bella.

No será la razonabilidad de un gran argumento lo que cambiará el corazón y la vida de una persona, sino la provocación de una alegría rompedora, de un perdón injusto, de un abrazo inmerecido.

Porque en el fondo, cuando decimos Padre Nuestro, no estamos solos dentro de ese "nuestro". Y tú, ¿eliges el amor o el rencor?



miércoles, 10 de febrero de 2016

REDIRIGIR LA MIRADA


Hoy es Miércoles de Ceniza. 
Hoy no es día de miradas caídas, sino de miradas alzadas. Hoy no es día de pesadas normas, sino de una liberadora conversión. Sin embargo, parece que en el mundo en que vivimos esta palabra nos hace temblar, nos rechina. 
Pero, ¿qué es la conversión?
Convertirnos es levantar la mirada del suelo para redirigirla, para estar atentos a la vida, a aquello que no nos deje el mal sabor de boca del sinsentido ni el reflujo del vacío.
Convertirnos es disponer de nuevo las velas de nuestra vida hacia esos vientos que la pueden salvar de estar cansada y varada.
Convertirnos es volver a algo o alguien que nos libere de la cautiva posibilidad de ser felices
Convertirnos es ayunar de las distracciones que me alejan de mi mismo, de quien soy, del bien para el que estoy hecho.
Convertirnos es darnos en limosna a aquellos y aquello que nos hacen ser más y mejor versión de nosotros mismos.
Convertirnos es orar, es poner el corazón en las manos de quien mejor lo conoce.
Convertirnos es, esencialmente dejar de hacer nosotros para dejarnos hacer por Otro. No cualquiera, sino Alguien a la altura de lo que nuestro corazón anhela en la vida. 
Convertirnos es volver a cogernos de la mano de alguien como Cristo. Para vivir con Él y como Él. Para no ir a las profundidades de nuestra vida y aterrarnos, sino descubrir esperanza hasta en lo más dramático de la vida.
Convertirnos es no cansarnos de retomar nuestra vida una y otra vez, porque hay Uno empeñado en darnos la Alegría una y otra vez.
Convertirnos es no temer nada, porque Cristo lo puede todo, y nosotros, con Él, también.

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