Pero la realidad, ¿de qué está hecha? De circunstancias, a través de las cuales se nos despierta, y que son el modo concreto para que no decaigamos, para que no sucumbamos a la nada, y nos sintamos preferidos.







lunes, 18 de mayo de 2015

HUIR. VOLVER



A veces creemos necesitar correr. Huir. 
Pero somos humanos. Somos, inevitablemente, carne y afecto. 
Y nos volvemos, por necesidad, ingenieros de distancias artificiales. 
Salvamos la irrefrenable corriente de nuestra humanidad desde la altura. Porque nos hace sentir seguros, porque nos ayuda a evitar.
El problema es que las copas de los árboles cada vez están más altas. 
Porque el silencio crece alto, las murmuraciones ramifican, y las miradas esquivas brotan, perennes.
Y sucede que, a veces, ya no podemos bajar, ya no podemos volver. 
Porque nuestras distancias artificiales se nos han ido de las manos. Y han crecido demasiado. Y nosotros nos hemos vuelto demasiado inhumanos.
Quizá podamos saltar. Y quizá nos hagamos daño. O quizá se rompa nuestro forjado de inhumanidad. 
Y volvamos a ser libres, y humanos. Hasta que volvamos a trepar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir