Pero la realidad, ¿de qué está hecha? De circunstancias, a través de las cuales se nos despierta, y que son el modo concreto para que no decaigamos, para que no sucumbamos a la nada, y nos sintamos preferidos.







domingo, 11 de enero de 2015

CHARLIE NO FUE LIBRE



"Libertad de expresión". Cada vez que acechan mi oído o saltan a mi vista estas palabras, me siento incapacitado, minusválido, para cruzar a ese lado de la acera. No soy capaz, por más que intente meter el pie, de calzar la horma de esa idea. Y creedme que me gustaría, porque sería más fácil, más lógico, más del mundo. ¿Más mundano, quizá?

No voy a hablar más de opinión o de ideas. Ellas cambian, se mueven, se vuelan, bailan, se compran, se venden, se camuflan, te seducen, te emborrachan, y hasta pueden imponerse. Por eso voy a hablar de la experiencia, porque, como decían los escolásticos, 'factum infectum fieri nequit', 'no se puede hacer que algo que ha sucedido no haya sucedido'. Lo que yo vivo o experimento, es un hecho, una evidencia, porque lo que me pasa cada día, es una certeza. 

Ellos son musulmanes, yo soy cristiano. En medio, la fe. No hablamos de algo que es un anexo a tu existencia, no hablamos de una opinión, un concepto, una postura. Hablamos de una experiencia vital, la propia vida, entera, porque la religión, la fe, si no tiene que ver con todo lo que vivo, si no es capaz de abrazar y dar sentido a todo lo que experimento, no sirve para nada. 

Desde aquí, entonces, no puedo hablar de libertad cuando emborrona el sentido de lo que da sentido a la vida de una persona. No es libertad si pisotea lo que te levanta cada mañana. No creo que sea libertad si vacía lo que llena de sentido a las circunstancias de tu vida. No confío en la libertad si juega con lo que te da la conciencia de que cada persona que se te cruza no es puro azar. No puede ser libertad si menosprecia lo que mantiene la esperanza frente a la muerte. 

Cuando retratas a Dios, retratas la vida de quien con Él vive en relación. Y decir que Dios es gilipollas, es decir que todo lo que sin comprenderlo llega a la vida, que gastar un verano o la vida entera en la misión por los demás, que vivir una enfermedad, que poner tu tiempo en escuchar a un joven inquieto porque no comprende su vida o junto a anciano que ya no puede más que aferrarte la mano, que un cáncer casi se lleve a tu padre, que salir al encuentro de la gente que vive en las periferias bajo nuestros balcones, que un Sí pueda poner en juego la vida entera y cumplirla, o que cada mañana se nos dé la vida y salga el Sol, es una gilipollez. Y esto, para mi, es pisar la libertad, es reducirla, es chantajearla, es entrar sin llamar, ocuparla, e intentar anestesiarla. 

Y ahora, entra en juego la reacción del que tenemos en frente, que, en este caso, desgraciadamente ha desembocado en este violento suceso. Personalmente mi rechazo es radical, frente a esta reacción acontecida en concreto, que, todo sea dicho, representa a una pequeña proporción de los musulmanes. Pero aquí estamos invocando al acto previo, al que estaba en manos de los dibujantes, y siento decir (y digo siento, no como se suele decir, sino para expresar que hablo de lo que vivo, y puedo imaginar que ellos también experimentan) que ese acto, yo no podría considerarlo de libertad de expresión. Porque si para que tú la tengas, yo no puedo tenerla, algo falla. 

Es delgada la linea que determina lo que es la libertad, y es la toma en consideración de las consecuencias, donde está el equilibrio de esta cuerda floja. ¡Y cuidado! No las consecuencias para mi, sino para el otro. Porque para los dibujantes de Charlie Hebdo, la consecuencia no considerada no fue la posibilidad de ser vilmente asesinado por un pequeño grupo de musulmanes radicales, sino la de herir la libertad de vivir de todo el pueblo islámico. A esta revista, solo le faltó una cosa, amar. Solo el amor, que te pone en la mirada del otro, que te permite saber lo que vive y lo que siente el que tienes en frente, te permite ser consciente, te regala ser libre. 


Y Charlie no fue libre, porque no sabía lo que hacía.

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