En la vida está bien que se cumpla todo lo que es razonable, lo que es esperable, porque nos hace sentir protegidos. Pero a veces, querer explicarlo todo, es también cerrarnos a todo. Porque todo lo que sucede fuera de lo que para nosotros sería explicablemente justo que nos pasase, resulta inadmisible, imposible de ser afrontado y vivido, más allá de ser soportado.
¿Podemos esperar algo de la vida, o estamos condenados a cansarnos de esperar?
Nuestro error es que vivimos la vida comprobando. Evaluando cada vez que algo sucede, si está a la altura de lo que esperábamos o si por el contrario, me sumerge en un drama. ¿Y si en lugar de de comprobar, intentásemos probar todo lo que se nos presenta, darle una oportunidad a cualquier circunstancia, sin prejuicios, y descubrir si quizá puede ser de verdad para mi, si puede despertarme imprevistamente más a la vida? La vida sería más amable.
Y es que cuando intentamos explicar ciertas realidades de la vida, como el amor, nos las cargamos. Lo mismo sucede con Dios. Porque ambos, siempre pueden resultar razonablemente injustos bajo nuestros criterios.
Decíamos que está bien que se cumpla lo que es razonable, que nos hace sentir protegidos. Pero Cristo ha venido a romper con nuestra dependencia hacia todo lo razonablemente esperable, de modo que mi corazón no se sienta claustrofóbico nunca más.
Cristo ha venido a impedir que aplastemos nuestra humanidad y hacerla crecer. A ofrecernos una mirada viva, con afecto hacia la vida, de modo que ante cada suceso, cada persona, cada encuentro que puede que no fuese lo que esperábamos, podamos descubrir que es mucho más de lo que creíamos necesitar.
Entonces nada de tu vida es, ni ha sido, un accidente. Nada de tu historia se encuentra fuera de un misterio, pero un misterio sostenido. Y todo es igual, y tú eres el mismo, pero mejor. Porque tienes una razón mejor que se hace presente en todo. Y es Cristo.
Y ahora, ¿hay algo que no puedas esperar de la vida?
Entonces nada de tu vida es, ni ha sido, un accidente. Nada de tu historia se encuentra fuera de un misterio, pero un misterio sostenido. Y todo es igual, y tú eres el mismo, pero mejor. Porque tienes una razón mejor que se hace presente en todo. Y es Cristo.
Y ahora, ¿hay algo que no puedas esperar de la vida?

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